Gregorio Marañón

Gregorio Marañón y Posadillo fue un médico endocrino, científico, historiador, escritor y pensador español, cuyas obras en los ámbitos científico e histórico tuvieron una gran relevancia internacional. Durante un largo período dirigió la cátedra de endocrinología en el Hospital Central de Madrid. Fue académico de número de cinco de las ocho Reales Academias de España (de la lengua, de la Historia, de las Bellas Artes, Nacional de Medicina y de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales).frase-vivir-no-es-solo-existir-sino-existir-y-crear-saber-gozar-y-sufrir-y-no-dormir-sin-sonar-gregorio-maranon-138378

Nació en Madrid el 19 de mayo de 1887, ciudad donde falleció el 27 de marzo de 1960. Casado con Dolores Moya en 1911, tuvieron tres hijas y un hijo (Carmen, Belén, María Isabel y Gregorio, marqués de Marañón).

Hombre austero, humanista y liberal, está considerado como uno de los más brillantes intelectuales españoles del siglo XX. Además de su erudición, destacó por su elegante estilo literario. Como otros intelectuales de la época, se implicó política y socialmente: combatió la dictadura de Primo de Rivera (condenado a un mes de cárcel) y se manifestó crítico con el comunismo, apoyó en un primer momento la Segunda República aunque no tardó en criticarla por su incapacidad de aunar a todos los españoles, al decantarse cada vez más hacia la extrema izquierda. Mantuvo en todo momento, desde su compromiso con la dignidad humana, una actitud crítica hacia los excesos de ambos bandos en el drama de la guerra civil española, lo que en el Madrid del Frente Popular puso en grave peligro su vida.

Desde diciembre de 1936 hasta otoño de 1942, Marañón vivió fuera de España, en un exilio de hecho. De vueltas a España, si bien la dictadura — como hizo con otros intelectuales — utilizó su figura para mejorar su imagen exterior. En general, el franquismo respetó su figura. Según Miguel Artola, en 1987, la mayor aportación política de Marañón fue sin duda haber levantado la bandera de la libertad, en una época en que pocos o ninguno podían hacerlo, entendiendo por liberalismo lo contrario a una adcripción política determinada. A este respecto, él mismo diría: Ser liberal es, precisamente, estas dos cosas: primero, estar dispuesto a entenderse con el que piensa de otro modo; y segundo, no admitir jamás que el fin justifica los medios, sino que al contrario, son los medios los que justifican el fin. El liberalismo es, pues, una conducta y, por lo tanto, es mucho más que una política. (Prólogo de su libro Ensayos liberales,1946)

Tras la revuelta estudiantil de 1956, encabezó, junto a Menéndez Pidal, los primeros manifiestos que denunciaban desde el interior la situación política y solicitaban el regreso de los exiliados.3

Su contribución a la Medicina se centró pronto en la Endocrinología, de la que fue uno de sus precursores.

Escribió el primer tratado de Medicina Interna en España, junto con el Dr. Hernando, y su libro Manual de diagnóstico etiológico (1946) fue uno de los libros de medicina más difundido en todo el mundo por su novedoso enfoque en el estudio de las enfermedades y por sus infinitas e inéditas aportaciones clínicas.

Además de su dedicación intensa a la medicina, escribió sobre casi todo: historia, arte, viajes, la cocina, el vestido, el peinado, el calzado, etc. Pero si bien la aportación de Marañón es imborrable en el plano de la ciencia, lo que hace eterna, universal y aún más singular su obra, es el descubrimiento y la descripción del plano ético, moral, religioso, cultural, histórico… en definitiva “humano”, que la acompaña.

En sus obras analizó, con un género literario singular e inédito: «ensayo biológico», las grandes pasiones humanas a través de personajes históricos, y sus características psíquicas y fisiopatológicas: la timidez en su libro Amiel, el resentimiento en Tiberio, el poder en El Conde Duque de Olivares, la intriga y la traición política en Antonio Pérez uno de los hacedores de la leyenda negra española-, el «donjuanismo» en Don Juan, etc.

Fue admitido y colaboró en cinco de las ocho Reales Academias españolas.

La huella de Marañón es, en palabras de Ramón Menéndez Pidal, «imborrable» tanto en el plano de la ciencia como en quienes lo trataron.Pedro Laín Entralgo distinguió hasta 5 personalidades distintas en este gran médico madrileño: el Marañón médico, el Marañón escritor, el Marañón historiador que contribuyó grandemente a su «universalidad», el Marañón moralista y el Marañón español. Lo que hace más singular su obra es la multiplicidad de facetas que abarca: el plano científico, ético, moral, religioso, cultural, histórico… en definitiva «humano». Fue médico de la Casa Real, y de numerosísimos personajes de la vida política, literaria y social de España, pero por encima de todo fue «médico de beneficiencia» o de atención a los pobres del Hospital Provincial de Madrid, hoy Hospital General Universitario Gregorio Marañón, donde en 1911 fue adscrito a su petición al servicio de enfermedades infecciosas. Junto con éste, el mayor hospital de Madrid, hoy también llevan su nombre numerosas vías públicas e instituciones educativas de toda España.

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